15 errores más frecuentes que se cometen al emprender
15 errores más frecuentes que se cometen al emprender
Hacer una compañía desde cero no es fácil. No basta con tener una aceptable iniciativa y mucha ilusión. Además es requisito entender cómo desarrollar ese emprendimiento con constancia y perseverancia, con un equipo muy eficaz y proactivo.

Si no se dan estas situaciones, muchas compañias se ven abocadas al fracaso más absoluto. Una caída que puede ofrecer, sin embargo, la posibilidad para remontar a nivel profesional y estudiar de los fallos. Seguramente tendrían la posibilidad de ser algunos más, pero los 15 fallos frecuentes que detectamos en Lanzadera al hacer una compañía tienden a ser los siguientes:
1. Elegir mal a tus socios
Sobretodo, cuando hablamos de la primera vivencia emprendedora, muy comunmente cometemos el error de asociarnos con la gente que tenemos más cerca: amigos, familiares, compañeros de clase. Son con quienes poseemos más seguridad, más afinidad, pero esto no garantiza que sean los socios mejores para impulsar nuestro emprendimiento. Debemos basarnos en criterios profesionles en el momento de seleccionar a los socios.
2. No apreciar el papel del jefe
Una compañía sin jefe es como un barco sin patrón. El jefe es la persona que unifica el espíritu del conjunto y que toma la más reciente elección. Y, ¿quién debe ser ese guía? ¿El director ejecutivo? ¿Quién contribuye el capital primordial? No hay que elegir basado en estas cuestiones. ¿Sabéis quién era el que siempre jugaba al fútbol en tu colegio? El que traía la pelota, pero que no era siempre el jugador mas destacable. El jefe debe ser el jugador mas destacable y no el pequeño que traía la pelota de fútbol al colegio para la hora del recreo.
3. Un reparto equitativo de las acciones
Aunque esta pueda parecer a priemra vista la alternativa ideal, puede ser completamente equivocada. Eso de repartir el pastel entre todos por igual no funciona en el momento de arrancar una compañía. Entre otras cosas, cuando sois dos socios y repartís las acciones al 50%, siempre tendréis que llegar a un acuerdo; si sois tres (33%), dos de vosotros mandaréis, y si sumáis 4 (con el 25% de la compañía para cada uno), se produce el caos. Siempre debe existir pacto entre los socios en el momento de adjudicar las acciones.
4. Contratar sin pensar
Es considerable contratar a los trabajadores en función de si encajan en la cultura de la compañía primero y de su aptitud después; siempre tenemos la posibilidad de agrandar sus conocimientos por medio de formación. Jamás invertir el orden de preferencias. Para eso es considerable determinar esa cultura para remar todos hacia un fin común. Desde ahí, ya se puede reflexionar en qué servicio se requiere contratar y a quién para que lo desarrolle.
5. Basarse en estereotipos
No todos los nuevos negociantes tienen que estar cortados por el mismo patrón: adolescentes recién graduados, llevar a cabo una aplicación o desarrollar su iniciativa en un garaje… Lo considerable es no tener miedo al compromiso, tener aptitud para tomar elecciones, ver oportunidades donde otros no las ven y sentir pasión por lo cual se hace. Ese es un óptimo emprendedor.
6. Enamorarte de la idea
La idea puede resultar el peor enemigo del emprendedor. POcas ideas alcanzan la excelencia o el triunfo asegurado por sí mismas (a no ser que hayas inventado la rueda, el fuego o la bombilla…). Los emprendedores solemos caer en esto, nos enamoramos de un concepto y no dejamos que nadie nos saque de ella cegandonos a una evaluación objetiva.
7. No entender muy bién dónde te estabas metiendo
Arrancar es muy duro y necesita bastante sacrificio (sí, además puede ofrecer enormes satisfacciones). Tienes que investigar bien el impacto personal de la decisión (tienes responsabilidades familiares y materiales, no dispones de acompañamiento en tu ámbito más próximo, etc.). Además hay que ser honesto con uno mismo y entender cuándo llegó el final de tu etapa en la compañía para salir de ella o para dejarla ir.
8. No comprender tu mercado
Tienes que tener muy presente que no se debe sugerir un producto o servicio sólo porque a ti te agrade o te muestre una solución a un problema. Tienes que entender qué es lo que verdaderamente se ajusta a las pretenciones de tus usuarios. Comprender bien qué es lo que desean ellos y ofrecérselo. Son tu verdadero mercado.
9. Enfocarte más en los inversores que en los clientes potenciales
Otro error habitual en muchas startups, no hacer de manera correcta el plan de negocio (que, de hecho, es más simple de lo que piensas). Es un error dedicar más tiempo a vender el emprendimiento frente los inversores, en una búsqueda de capital que quizás no sea elemental, que a desarrollarlo en condiciones frente a los posibles usuarios. Más numeritos y menos muestras.
10. Creer que facturar significa cobrar
Las ventas reflejan el volumen y el desarrollo (margen, rentabilidad, etc.) de tu negocio, pero al final del día lo que realmente importa es la caja, oséa, lo que cobras (una empresa productiva mal gestionada puede quebrar fácilmente). ¿Cuántos días de vida le quedan a tu compañía? La respuesta siempre va a venir dada por una cifra: La caja de la que dispongas. Esta es un concepto primordial que debe tener en la cabeza todo emprendedor.
11. No confiar en la tecnología estándar
Es preferible usar productos que controlas y que conoces, plantillas ya que ya están, con un desempeño en relación a tus pretenciones, que invertir bastante dinero en utilidades únicas súper complejas que te quitarán en todo momento de todo el mundo. Tampoco hay que menospreciar al SEO, o lo que es lo mismo: creer que, si haces bien los contenidos de tu web, se posicionarán solos.
12. No centrarte en tu producto y en tu mercado
Es primordial cuantificar el volumen de la compañía y no lanzarse a un segundo mercado antes de controlar convenientemente el primero, reflexionar en el modelo de negocio y no sólo en el valor que contribuye el producto. Diversificar y no dispersar. Una cosa es diversificar si has triunfado y otra es llevarlo a cabo cuando todavía no te has consolidado. De esta forma te dispersas, tienes poca agua repartida en muchos fuegos.
13. No ser realista
Cuando haces un plan de marketing, entre otras cosas, tienes que reflejar datos realistas y alcanzables y no aspiracionales. Fíjate misiones factibles. Que no te de miedo ver la realidad de tu negocio, va a a esta ahí la mires o no, así que mejor tenerla enfrentre y saber en que punto estás.
14. Inquietarte por cazar talento, pero no por mantenerlo
Es imprescindible proteger al grupo y su talento con el propósito de que permanezca en la compañía y ayude a escalar el negocio.
15. No formarte antes de comenzar
Una de las claves de una startup es tener un conjunto formado y sólido. Que tenga entendimientos y capacidades particulares según su papel para que el conjunto sea realmente multidisciplinar. Se debe tener bien presente que una sección de esto se transporta en los genes, en tanto que la otra, que es la más relevante, se aprende en las academias y en las universidades
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